lunes, 5 de diciembre de 2016

Quiza nadie lea esto

Te dije que debíamos ser pacientes; ante todo; ante nosotros.
Dejaste pasar las horas en palabras amargas y caricias ¿tersas?
Mentes en blanco pisando sobre cálidos naranjas abstractos.

Te dije que debíamos ser pacientes; en ti; en mi.
Teníamos tanto para nada,
y nada para todo.
Dejamos que se nos escurriera por entre los dedos.

Nos empapamos de sudor salado y dulces,
pero tristes, azules.
Manchamos las corazas mentoladas de nuestras risas.

Nunca hubo un antes, 
y ahora tus mentiras se activan cual rociador.

Búscame en las noches, 
en las velas,
en los libros manchados de tinta blanca.

Corroeme las venas.

Ya no tengo.





Autor: Martínez D.